Otro atardecer en Madrid.
Quizás nosotros no seamos los únicos culpables de confundir amor con cualquier cosa.
Las comedias románticas y Disney han subido un poco el estándar de las relaciones de final perfecto y cuento de hadas. La mercadotecnia del 14 de febrero, llevar serenata y flores nos tiene a todos desgastados.
Que sí que el amor en los 50 era lindo pero que ahora las cartas son mensajes de whatsapp; el amor quizás se quedó en los libros de Jane Austen.
Y esta sociedad desesperada que pide a gritos le presentes ya al amor de tu vida. ¿Oh es que acaso eres el único sin uno?
Pregunta existencial que te despierta en la madrugada y te quitan el sueño por la noche.
Pues yo ya me canse de querer encontrar mi Ryan Gosling y a su loco y estúpido amor.
Joder que no hay nada de malo en no tener alma gemela.
Porque no todos lo pares son correctos y hay genéticas que simplemente no combinarían con nadie, hay quienes no somos un alma incompleta y eso no todos lo entienden.
Mi alma gemela es el mundo con quien firmo memorias de fotos, cuando me permite desayunarle y escribirle todas las mañanas con el café que me regala, a veces en una ciudad distinta.
A mi alma viajera le enamoran los amaneceres cada día y el océano. Me hace feliz probar nuevas comidas, caminar las avenidas y los rincones de cada continente.
Quizás llegue el amor o quizás no. Quizás me esté esperando en la terminal para abordar juntos un avión.
Porque al final no importa si estuviste solo o compartiendo la vida con alguien, al final importa lo feliz que fuiste y las noches donde no te fuiste a la cama con ganas de llorar incluso teniendo con quien no.
Y no busco dejar de creer en el amor simplemente prefiero que me encuentre y me sorprenda a seguirlo buscando en cada error que se le intenta parecer.
A mí dame otro verano, otro atardecer en Madrid, otras tres noches en Roma y en París.
A mi deja que H me suba a su motocicleta y me pasee por la playa, para compartirme su aventura.
Que mi alma no ha estado ni estará nunca incompleta, porque está llena de canciones de Andrés Suárez, despertares en aviones, atardeceres en el mar y after party’s en New Orleans.
Las comedias románticas y Disney han subido un poco el estándar de las relaciones de final perfecto y cuento de hadas. La mercadotecnia del 14 de febrero, llevar serenata y flores nos tiene a todos desgastados.
Que sí que el amor en los 50 era lindo pero que ahora las cartas son mensajes de whatsapp; el amor quizás se quedó en los libros de Jane Austen.
Y esta sociedad desesperada que pide a gritos le presentes ya al amor de tu vida. ¿Oh es que acaso eres el único sin uno?
Pregunta existencial que te despierta en la madrugada y te quitan el sueño por la noche.
Pues yo ya me canse de querer encontrar mi Ryan Gosling y a su loco y estúpido amor.
Joder que no hay nada de malo en no tener alma gemela.
Porque no todos lo pares son correctos y hay genéticas que simplemente no combinarían con nadie, hay quienes no somos un alma incompleta y eso no todos lo entienden.
Mi alma gemela es el mundo con quien firmo memorias de fotos, cuando me permite desayunarle y escribirle todas las mañanas con el café que me regala, a veces en una ciudad distinta.
A mi alma viajera le enamoran los amaneceres cada día y el océano. Me hace feliz probar nuevas comidas, caminar las avenidas y los rincones de cada continente.
Quizás llegue el amor o quizás no. Quizás me esté esperando en la terminal para abordar juntos un avión.
Porque al final no importa si estuviste solo o compartiendo la vida con alguien, al final importa lo feliz que fuiste y las noches donde no te fuiste a la cama con ganas de llorar incluso teniendo con quien no.
Y no busco dejar de creer en el amor simplemente prefiero que me encuentre y me sorprenda a seguirlo buscando en cada error que se le intenta parecer.
A mí dame otro verano, otro atardecer en Madrid, otras tres noches en Roma y en París.
A mi deja que H me suba a su motocicleta y me pasee por la playa, para compartirme su aventura.
Que mi alma no ha estado ni estará nunca incompleta, porque está llena de canciones de Andrés Suárez, despertares en aviones, atardeceres en el mar y after party’s en New Orleans.
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