Estoy enamorada de Saltillo.


Tanto de sus amaneceres misteriosos como de sus atardeceres mágicos cambiantes y noches si acaso un poco, pero siempre frías.
Amo su manera de ser sol para luego convertirse en nubes cargadas de melancolía.  
Amo aquellos secretos que esconde bajo sus vecindades, iglesias, casonas y callejones. Hay quienes mencionan a sus duendes.
Amo las construcciones que me regala para ver y las que oculta bajo sus cimientos también.
Amo tanto; el romanticismo de su centro, la elegancia de su norte y como nos amuralla al sur La sierra de Zapalinamé.
Amo sus museos, sus mercados y sus matachines pero más amo las historias que me cuentan.  
Amo sus sarapes y todo lo que sus colores representan.
Amo sentarme frente a su bellísima Alameda, a escuchar sus aves y a su gente platicar.
Amo correr en las mañanas por sus maravillosos parques, ver la grandeza de la señora Catedral y el orgullo de su Palacio blanco de Gobierno.
Amo visitar sus teatros y que me cuenten mis abuelos las tradiciones y leyendas, que solo ellos conocen.
Amo visitar sus cafés para escribirlos; sus librerías para leerle y sus noches para bailar junto con él.
Amo descubrirle, caminarle, escribirle, amo también pertenecerle aunque a veces un avión me lleve lejos...
Pero sé que siempre, he de volver
Amo estar viviendo aqui ahora...
Porque amo hasta el sonido de su nombre.
Amo Saltillo Coahuila de Zaragoza. 



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