ENCUENTRO CON EL DESTINO

 Mi madre murió por razones extrañas dentro del hospital en el turno de la noche.

Encontraron su cuerpo sin ningún signo de haber sido asesinado. No había balas ni heridas. No había señales de que hubiera sido un paro cardiaco o respiratorio. Sólo comentaban que se había muerto con un rostro de miedo. No se investigó, murió de causas naturales o era eso lo que decían todos.

 

La tarde me ha sorprendido fría y es gris. Desde el acantilado de mi casa, alcanzo a vislumbrar el pueblo entero. Este pequeño y estúpido pueblo del que no se sale a menos que sea muerto. No puedes irte porque tu apellido determina tu destino; como le sucedió a mi madre, como le fue a mi abuela, la tatarabuela y su madre. El destino de las Esparza es ser enfermera. Hoy es mi primera noche en el hospital. A pesar de que desde esta mañana prepare todas mis cosas, tengo que regresar por un suéter, porque sí, la tarde me ha sorprendido fría y es gris.

 

—Con que se atrevió a volver —dijo el intendente con aire irreverente al verme entrar al hospital. 

—¿Volver a dónde? —Pero ya se había ido son escucharme empujando su tinaja de trapear.

 

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